Un destino mayor para peregrinajes anuales y el sitio de numerosos milagros y sanaciones, esta importante iglesia católica está en las tranquilas orillas del río San Lorenzo en la provincia canadiense de Quebec. La arquitectura neo romaneasca y su disposición en forma de cruz son el hogar de la estatua que da nombre a la iglesia, un templo a Santa Ana. El interior está cubierto de frescos y mosaicos que muestran la vida de Jesucristo. La basílica está abierta a diario para visitantes, aunque idealmente debe planificar su visita para no coincidir con las misas y evitar molestar a los fieles que llaman esta iglesia su hogar.
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